16/9/08

Carajada y Carcajada


Al menos no dejaron de llamarme la atención, no sé a ustedes. Y creo tener derecho a manifestarlo, dos breves cartas enviadas el día de hoy a El Mercurio. Más allá de su redacción y síntesis (lo lamento pero llevo horas corrigiendo a estudiantes que aún no manejan esos conceptos) me impactó el desparpajo de ambos autores, reacción que solo supera mi cada vez más limitada tolerancia a las explicaciones vacías.
Si aún no se imaginan a qué me refiero les pido se den unos minutos para leer las dos primeras cartas del día de hoy, martes 16 de septiembre de 2008, del Ministro de Transportes, René Cortázar, y del Director Ejecutivo de TVN, Daniel Fernández. Breves líneas, en donde estos personajes se disculpan, excusan y explican errores a mí parecer garrafales, como si quienes han sido afectados sintiesen un alivio, una pomada cicatrizante puesta sobre el papel.
La primera señala, respecto de la entrevista que Andrés Navarro (presidente de Sonda) dio en este mismo medio, que esta empresa no ha cumplido ni cumple con los contratos prometidos.
En la segunda en tanto, se excusa del informe de TVN sobre el programa Bicentenario, en donde se deciden los Grandes Chilenos. Éste, publicado hace algunos días también por el mismo medio tenía entre sus célebres frases el que Gabriela Mistral tuvo una “vida personal ambigua. Excesiva presencia del dolor como único vector de su obra. Poesía ñoña, dulzona, menor, circunscrita a rondas infantiles”. Un documento que de acuerdo a Fernández “no fue conocido, ni menos avalado por ningún ejecutivo del canal”.
Excusas, explicaciones, ideas vagas que sólo dejan un amargo sabor en la boca. Una absoluta incomprensión sobre cómo se quiere que sea este país, cómo lo ven sus autoridades y cómo nos ven los funcionarios públicos, aquellos a quienes cada uno de nosotros paga mes a mes sus sueldos.Frente a ello, y cuando la mayor parte de la población santiaguina sufre diariamente el calvario del Transantiago (ojo que el transporte en regiones también es un tema candente para quien escribe) y se ataca a una de los dos Premios Nóbel que tiene Chile (quien no obtuvo esta condecoración por escribir poesía ñoña), sólo me queda imitar a Luis Vargas Saavedra, señalar que todo esto me parece una carajada. Pero al mismo tiempo intento imaginar la gran carcajada que deben estar gozando personajes que, como estos dos funcionarios públicos, se ríen de sus empleadores creyéndolos niños que se contentan con una mísera bolita de dulce; niños a quienes ellos, como gran favor, ayudan trabajando para el Gobierno; niños que no piensan mucho y se contentan con poco; niños, finalmente, que no saben cuidar de ellos mismos, y que de no estar ellos, tendrían los piececitos azulosos de frío… otra de las ñoñerías de la Nóbel Mistral, pero que tan bien refleja el sentimiento de vulnerabilidad que a veces me ataca de saber a quiénes tenemos "contratados".

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